¿Quien no disfrutaba de un cuento cuando era niño?, o mejor aún, ¿quién no se deleitaba con historias increíbles que lo llevaban desde torres hasta océanos mientras aún cargaba la mochila del colegio?. La verdad es que todos, cada uno de nosotros, tenemos ese cuento, esa historia, esos personajes, que nos transportaron a través de mundos increíbles y a los cuales seguimos incondicionalmente sin importarnos cuales sean sus caminos. Todos pudimos creer y aún lo seguimos haciendo.Eso es lo que sucede en 'Drácula: el musical' tras 20 años de éxito, si uno se predispone a hacerlo. Creer. Volver a creer. Tener miedo, sentir amor, soñar hasta enloquecer...en fin, creer. Creer que por lo menos alguien pudo vencer a la muerte y perpetuarse por muchos siglos más para luego volver a encontrar al amor de su vida. ¿O no es ese amor?...¿quien sabe?.
En 'Drácula' Pepe Cibrían Campoy y Angel Mahler nos conducen nuevamente con sus impecables melodías hacía un misterio y son esas mismas melodías las que nos envuelven, confunden y transportan hacia la Inglaterra del siglo XIX .
Con una puesta impecable, escenografías perfectas y un elenco que se torna más brillante a medida que pasan las funciones (especialmente Juan Rodó, Candela Cibrián y Luna Pérez Lening) , 'Drácula: el musical' representa mucho más que una obra (sumamente) recomendable. Es una invitación a creer. Y yo sé que tú lo podrás creer.
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